Sexo en Instagram.
Es curioso cómo pasan las cosas. En esta historia,
lo curioso es empezar haciendo una broma sobre payasos y chupando tu propio
semen en el espejo.
Es curioso ver cómo algunas de
las mejores cosas de la vida ocurren de forma absolutamente casual y sin
tenerlo previsto. Por ejemplo, Cristina. Ella es una chica que un día empezó a
seguirme en Instagram porque le hizo gracia una tontería que subí. Al principio
simplemente era comentar esas tonterías. Respondía a mis historias, y si me
pillaba con ganas le seguía la conversación —podíamos hablar durante horas—.
Poco a poco, ella se iba volviendo más cariñosa. No era demasiado, simplemente
mandarme besos, llamarme guapo o preocuparse por mí, pero me di cuenta de que
la tenía ahí. Y a mí me excitó la idea. No penséis mal, simplemente no he
tenido mucha suerte con las mujeres a lo largo de mi vida, y tener la
posibilidad de “jugar” —nunca en el mal sentido— con una me gustaba.
Pues bien, durante semanas
nuestras conversaciones siguieron en la más absoluta normalidad. Yo no tenía
prisa, pero esperaba el momento adecuado para darle un giro drástico a la
relación. Sabía que, aunque consiguiera excitarla, nunca habría nada más allá
de ese juego debido a la inmensa distancia. Tampoco sabía demasiados datos
concretos sobre ellos; solo que era canaria, mucho mayor que yo y tenía un sentido
del humor de lo más raro. Pero ni la distancia, ni la falta de datos me impidió
llevarla a donde quería la madrugada del 10 de agosto. Esa noche todo empezó
como siempre, comentando una chorrada. Hablando de perritos —los animales, no
los de comer— en el espacio, la cosa fue degenerando hasta llegar a esto:
Cristina: ¿Tú me mandarías al
espacio?
Frank: ¡Ni de coña! Eso
fastidiaría mis planes contigo.
C: ¿Qué planes? —carita
pervertida incluida—.
F: No te lo puedo decir, pero
incluye un dildo, espuma de afeitar, mucho lubricante y un payaso mirón.
Esto último podría parecer
pervertido, pero en realidad era una de las muchas bromas que solíamos tener
entre nosotros.
C: ¿Para qué la espuma?
F: Para afeitar al payaso,
obviamente.
Por el momento, la cosa quedó ahí
hasta pasado un buen rato. Seguimos hablando de otras cosas hasta pasadas las
dos de la mañana. Y como diría el filósofo Ted Mosby, después de las dos vete a
dormir porque no puede pasar nada bueno. Fue entonces cuando ella decidió
retomar mi intento —bastante triste, lo reconozco— de flirteo.
C: Por cierto, he pensado en qué
planes tendría contigo. ^.^
F: ¿Qué?
C: No puedo decírtelo, pero
incluyen una guillotina francesa, una tarta de manzana, lencería muy cara y
esposas.
F: ¿Para qué las esposas?
C: Para atarte a la guillotina,
idiota.
A partir de aquí, todo fue
degenerando poco a poco.
F: Me he puesto cachondo, y no sé
si es por el sexo consentido atado a una guillotina o por la tarta de manzana.
C: ¿Debería echarme la tarta de
manzana por encima?
F: Creo que eso lo solucionaría
todo, sí.
C: Espero que no seas de los que
se corren sin más.
F: Oh no, no. Tengo la fuerza de
un roble a pesar de mis 96 años mentales.
Todo fue producto de un flirteo
de lo más simple y bromista, pero acabé totalmente excitado. Cuando me
imaginaba la situación, jamás pensé que nuestras bromas serían el gancho
perfecto. El pantalón de pijama empezaba a molestarme.
F: Te voy a reconocer una cosa,
pero no te rías. Me he excitado de verdad con esto.
C: ¿En serio? :o
F: Estoy más falto de lo que
pensaba.
C: No te preocupes, es algo
totalmente normal. Si te sirve de consuelo, a mí también me ha gustado esto.
Tiene su morbo. Además, te imagino atado a una guillotina teniendo sexo y la
imagen no es mala del todo.
F: ¡Eso es trampa! Tú no tienes
ninguna foto tuya, así que no podía imaginarte afeitando a un payaso.
Lo que ocurrió entonces no te
sorprenderá, pero me envió una foto de su cara. Tenía unos rasgos muy
redondeados y unos ojos enormes. La mata de pelo castaño caía sobre la cama, y
su sonrisa le dibujaba unas marcas muy bonitas en las mofletudas mejillas. Era
realmente guapa. Otro detalle importante era que no se veía la ropa, y la foto
ocupaba hasta un poco de escote.
C: Perdón por mi cara, pero al
menos así me podrás imaginar. ;)
F: Qué va, no eres fea para nada.
C: Jo, pues muchas gracias.
F: Otra cosa... ¿vas desnuda?
C: Sí, jejeje. Es por el calor,
siempre que puedo duermo desnuda.
F: Es un detalle sin importancia,
solo que en mi imaginación afeitabas al payaso totalmente desnuda. ^_^’
Para mí pensé que ahí acabaría
todo. Ella me llamaría cerdo, me bloquearía y yo me iría triste a dormir. Creí
confirmarlo cuando tardó unos minutos en responder. El siguiente mensaje
entrante fue otra foto, tal como le había pedido. No podía creerlo, pero ahí
estaba. Confirmé que la década de los treinta años es el mejor momento para el
cuerpo. Era algo gordita, pero todo estaba bien definido. Unas piernas hermosas
con muslos anchos que se juntaban en sus grandes labios vaginales. Sus anchas
caderas subían hasta unos enormes pechos —seguro que de la talla 100– por los
que caía el pelo, unos brazos gorditos y su hermosa cara. No supe ni qué decir.
C: ¿Te ha gustado?
F: ¿Bromeas? Es lo mejor que nadie
ha hecho por mí desde el asesinato de John Lennon.
C: Pues ahora tú.
F: Qué dices, ni de coña.
C: Es lo justo. Yo te muestro mi
cuerpo y tú el tuyo.
F: Pídeme lo que quieras, pero
esto no.
C: ¿A qué le tienes tanto miedo?
Aunque no sea desnudo, he visto tu cuerpo en fotos y más o menos me lo imagino.
Yo también estoy gorda y mira.
Su lógica era aplastante.
Recordad chicos, iros a dormir después de las dos. O acabaréis viendo
perfectamente razonable desnudaros, haceros una foto frente al espejo y enviársela
a una desconocida.
C: No está mal. =D
F: ¿En serio?
C: ¿Esa polla empalmada es por
mí?
F: Por ti o por el nuevo disco de
Sabina, por una de las dos razones.
C: Mierda, de nuevo derrotada por
Sabina.
F: Aunque si te tuviera aquí no
puedo negar que te follaría.
Me envió decenas de emojis
lascivos como respuesta.
C: ¿Por dónde pondrías la tarta
de manzana?
F: Pues para empezar, te la
echaría por todo el vientre. Desde las tetas hasta la entrada de tu vagina.
C: ¡No seas soso, Frank! ¡Di
coño, no vagina, que esto es una conversación guarra!
F: XD Vale, pues hasta el coño. Y
luego te lamería toda.
C: Guárdame un poco para ponerte
sobre la polla.
F: Me estoy tocando como si me la
chuparas.
Cristina volvió a enviarme algo.
Esta vez era un vídeo. La muy guarra había cogido un plátano y lo estaba
mamando durante un minuto aproximadamente. Su cara de guarra mientras lo
chupaba me puso a mil. ¿Cómo pude tener tanta suerte?
F: Como la chupes siempre así,
tus chicos se tienen que correr enseguida.
C: ¿Ya te has corrido?
F: ¡Qué va! Ya te he dicho que
tengo la fortaleza de un roble.
C: Perfecto, porque quiero que te
grabes corriéndote y me lo mandes.
A esas alturas, ya no me
planteaba nada.
F: Tendrás que hacer mucho más si
quieres que me corra.
C: ¿Dónde te correrías?
F: Obvio, sobre las tetas.
C: ¡Vamos Frank! ¡Échale más
imaginación!
F: ¿Qué querías que dijera?
C: Bueno, yo siempre he tenido la
fantasía de que se me corran dentro. Me encantaría sentir el semen saliendo a
chorro vivo dentro de mí y sentirlo por todos lados. Y quiero que te corras con
esa imagen en la cabeza.
F: Solo tengo una imagen en la
cabeza, y te aseguro que estás disfrutando mucho cómo te como el coño.
C: ¿Ah, sí? ¿Y mis gemidos son
más o menos así? —acompañó el mensaje con un audio suyo gimiendo.
F: ¿Estás fingiendo o es que te
estás tocando, guarrilla?
Lo siguiente que me mandó fue un
vídeo. Se estaba esmerando la muy cerda. En él, había abierto el plátano y se
lo estaba pasando por el coño. Lo restregaba un poco y luego mordía un pedazo.
Mientras masticaba, seguía pasándose el plátano, incluso metiéndolo un poco, y
luego volvía a comer.
F: Ahora sí que me voy a correr.
C: ¡Mi vídeo!
F: Dime cosas cerdas mientras
para que me corra.
C: Córrete pensando que tú eres
el plátano. Te dejo bien chupada y luego me la metes. Te tumbas sobre mí y me
vas penetrando, tan a lo bestia que temes que alguna pata de la cama se
quiebre. Vas a pelo, sin condón, así que sientes cada parte de mi interior. Yo
mientras te voy agarrando por todas partes, poseída y con los ojos en blanco.
Mi coño parece una fuente. Perdón si se me escapa algún arañazo, a veces me
pasa...
Ella me iba mandando mensajes así
hasta que envié el vídeo. Estaba de nuevo frente al espejo, esta vez polla en
mano. La frotaba salvajemente, leyendo las notificaciones que me llegaban. La
muy puta había pensado en todo, y enviaba frases cortas para no tener que abrir
la conversación. No tardé mucho en pegar una buena corrida, toda directa al
espejo. Fue tan bestia que hasta las piernas me temblaron. La excitación era
tan grande que, para terminar el vídeo, me acerqué al espejo, cogí algo de
semen con el dedo y, asegurándome de que se viera en primer plano, me lo llevé
a la boca.
C: Con eso último del semen me he
corrido, cabronazo.
F: ¿Y tú vídeo corriéndote?
Lo que me mandó fue una foto. En
ella se podía apreciar un coño lleno de fluidos y la cáscara de plátano, vacía,
sobre el vientre. Todo eso además de unas evidentes marcas de sudor.
C: No he llegado a tiempo. ^.^ La
próxima vez hacemos video llamada, así me tendrás enterita.
Comentarios